Desesperado por salvar a su padre de una deuda aplastante, Mi-eum se ve obligado a aceptar una arriesgada oferta de un despiadado usurero. Las condiciones son claras: asumir el papel de sirviente de la casa, acercarse y reunir información vital sobre el enigmático joven amo de la casa, Baek Jitae. Al entrar en su nuevo lugar de trabajo, la misión de Mi-eum da un giro inesperado ya que se le asigna ayudar a Jitae con una tarea inusual: su baño. Mi-eum comprende que esta oportunidad única es la clave para acercarse a su objetivo. Sin embargo, en el momento en que sus miradas se cruzan, Mi-eum se da cuenta de que, por mucho que llore, ya no hay vuelta atrás.